Suele decirse que "todo es hablar y nada hacer". Este proyecto da la vuelta a esa idea. En lugar de eso, el Canopy quería explorar el impacto de las historias que contamos en nuestra capacidad para crear cambios. Resulta que hablar y actuar tienen que ir de la mano. Con el apoyo de la Fundación Telligenel Canopy desarrolló una serie de herramientas para aprovechar el poder del lenguaje para incidir en problemas que van desde la drogadicción a la falta de alimentos sanos.

Empezamos analizando la forma en que enmarcamos las cosas utilizando narraciones. Al igual que cuando se encuadra una fotografía para resaltar una imagen e indicar al ojo adónde debe dirigirse, los humanos utilizamos historias para ayudar al cerebro del oyente a centrarse en detalles concretos e ignorar otros. Esto es el encuadre. Ocurre cuando le contamos a un vecino un problema que afecta a su ciudad natal, cuando los activistas destacan historias en las redes sociales para inspirar el voto o cuando las empresas producen un anuncio para destacar su responsabilidad social. El equipo de Canopy desarrolló entonces una formación que ayudaría a las comunidades a entender las narrativas que estaban influyendo en sus problemas locales.

A continuación, buscamos el apoyo de los facilitadores y profundizamos en el papel que desempeñan las historias en las conversaciones que mantenemos sobre cuestiones sociales. ¿Sabías que las historias nos ayudan a discrepar unos de otros sin sentirnos agresivos? ¿O que es más probable que la gente responda directamente a las historias que a los argumentos durante una discusión? La formación desarrollada tras esta exploración ayuda a los animadores a fomentar las historias en el momento adecuado a lo largo de un diálogo. 

¿Le interesa llevar estas herramientas a un grupo con el que trabaja? Póngase en contacto con nosotros.