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Mantener el impulso: Mantener la colaboración cuando todos estamos ocupados

Existe ese momento mágico que se produce cuando se reúnen personas que están trabajando en el mismo tema, pero que nunca se habían dado cuenta de que tenían compañía. Reunirse con otras personas que trabajan por un cambio social de gran impacto puede suponer un soplo de aire fresco, una inyección de energía, la sensación de que todo lo que te propongas es posible. Puede que esta energía lleve al grupo a otra reunión, o a una serie de reuniones, pero al poco tiempo, la gente no aparece y las cosas a las que te comprometiste en la última reunión nunca llegan a hacerse. La próxima vez que intentes poner algo en marcha, escucharás una historia familiar: "Ya lo intentamos la última vez", "No tengo tiempo para hablar y no hacer nada". La colaboración es complicada y su éxito depende a menudo de que seamos capaces de equilibrar varios factores, como las expectativas, la capacidad y los calendarios contrapuestos. ¿Cómo conseguir que un grupo supere este obstáculo? La respuesta es más un arte que una ciencia, pero he aquí algunos de los trucos que utilizamos:

  1. Fije una fecha de caducidad: cuando empiece, no invite a la gente a una colaboración continua e interminable. Invítelos a una exploración limitada en el tiempo. Acuerda una serie de 3-4 reuniones para ver si es posible trabajar juntos. Al final de ese periodo, decidirán si hay "algo ahí", si hay algo más grande que puedan perseguir en colaboración. Esto motivará a la gente a presentarse y pasar a la acción para demostrar el éxito. Si el grupo decide seguir adelante, sigue fijando nuevos plazos para nuevos objetivos, dividiendo tu trabajo en pequeños trozos.
  2. Construye una red, no una rueda - Tanto si te reúnes virtualmente como en persona, dedica tiempo a que la gente establezca relaciones entre sí, no sólo con la persona que reúne a todos. Cada vez que dediques tiempo a conectar, crearás otra relación que hará a alguien responsable. Cuando surjan otras prioridades ajenas a la colaboración, cada miembro del grupo se sentirá responsable no sólo del organizador, sino de cada participante, porque tiene relaciones personales. Esto ayudará a que la colaboración siga siendo una prioridad, incluso cuando haya otras exigencias.
  3. Equilibra la conversación y la acción: en tu grupo habrá personas que necesiten hablar y otras que necesiten actuar. Dedica parte de tu tiempo a averiguar cómo trabajará el grupo, cómo pueden formar parte de él y cómo se toman las decisiones. Sin esto, la gente hará suposiciones y esas suposiciones pueden, y en nuestra experiencia lo harán, llevar al desacuerdo. Considera también la posibilidad de dedicar tiempo a actuar juntos: empieza por lo pequeño mientras descubres todo lo demás. Celebre las cosas pequeñas, porque incluso cuando un grupo sólo se reúne para compartir información, la colaboración crea un efecto dominó que va más allá de los que se sientan a la mesa.
  4. Redefine "Acción " - Colaborar no tiene por qué significar que un grupo deba crear un proyecto o iniciativa totalmente nuevos. Puede ser, pero también puede consistir en hacer lo que ya se está haciendo de forma que beneficie a un objetivo mayor. Puede consistir en ofrecer el mismo servicio o programa, pero conectando con otro socio para ofrecerlo en otro idioma. Puede consistir en reconocer que usted y otro socio están haciendo cosas similares y acordar centrarse en el grupo comunitario al que mejor sirven, al tiempo que se remiten mutuamente. Colaborar puede significar simplemente aprender juntos sobre lo que funciona y lo que no. Al redefinir lo que significa "pasar a la acción" en tu espacio de colaboración, puedes establecer expectativas claras y respetar las distintas capacidades de la gente.
  5. Cambia la historia - Acuerda en grupo que no utilizarás las palabras "siempre" o "nunca" cuando se trate de tu historia de colaboración. Estas palabras te congelan en el tiempo, lo que dificulta cambiar la historia. Por ejemplo, intenta no decir cosas como: "Nunca aparecen" o "Siempre acabamos haciendo todo el trabajo". Reconoce que la gente tiene diferentes papeles y posiciones y que cada uno tiene una parte diferente de la historia.

Al fin y al cabo, ninguno de estos consejos es un truco de magia, pero sin duda nos ayudan a mantener el impulso. Cuando pruebes estos trucos, concédete gracia, tiempo y espacio para que las ideas y los patrones surjan de la dinámica única de tu grupo. Aunque a muchos de nosotros se nos exigió hacer proyectos en grupo en la escuela, no siempre se nos dieron las herramientas necesarias para colaborar bien. Requiere práctica y energía y, aunque no siempre es fácil, sabemos que solos no podemos resolver grandes problemas. Todos tenemos un papel que desempeñar juntos.

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